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Seul : Entrevistas con Florence Bergeaud-Blackler (Argentine)

 Hace poco se publicó un informe oficial explosivo sobre la amenaza que representan para Francia y Europa la organización de Los Hermanos Musulmanes, cuya rama palestina es Hamás. Sobre esto, hablé con quien más sabe, la antropóloga F Bergeaud-Blackler


  ¡Lean!


a antropóloga francesa Florence Bergeaud-Blackler (Burdeos, 1964) es una mujer valiente. Como investigadora del prestigioso Centre National de la Recherche Cientifique (CNRS), el CONICET de Francia, se ha especializado en el análisis del mercado halal (alimentación islámica) y en la influencia que ejerce la organización de los Hermanos Musulmanes en el continente europeo. Las revelaciones de su trabajo le valen por estos días una peligrosa notoriedad: vive bajo custodia policial por las constantes amenazas de muerte.

Autora del ensayo Le Frérisme et ses réseaux, l’enquête (El “Hermanismo” y sus redes: la investigación, 2023), ha puesto al desnudo el avance en Francia de la cofradía fundada en Egipto en 1928. Explica en sus intervenciones públicas cómo la organización islamista Hermanos Musulmanes, ilegalizada y prohibida en varios países, especialmente en Medio Oriente y el norte de África, se ha aprovechado de la ingenuidad de Europa y del “diálogo entre culturas” para infiltrar la sociedad occidental y transformarla desde adentro. Su aporte académico ha sido en gran medida la base del explosivo informe oficial publicado el mes pasado por el Gobierno francés, que alerta que los Hermanos Musulmanes constituyen una amenaza directa a la cohesión nacional y a los valores republicanos, especialmente el laicismo y la igualdad entre hombres y mujeres. En esta entrevista, Florence Bergeaud-Blackler describe cómo esta entidad clandestina está cambiando el rostro de Europa.

¿Quiénes son los Hermanos Musulmanes y qué los distingue de otras corrientes islamistas?

Se han hecho una serie de trabajos sobre esta cuestión que distinguen a los Hermanos Musulmanes de los salafistas, de los reformistas, etcétera. Yo he propuesto en mi último libro considerar a los Hermanos Musulmanes como salafistas [movimiento sunita que promueve el regreso a las prácticas religiosas de las primeras generaciones de musulmanes], pero de un tipo particular, puesto que son salafistas que no se conforman con promover la ortopraxis [práctica correcta de la conducta correcta], sino que desean instaurar una sociedad islámica mundial y mundializada, lo que comúnmente llamamos un califato. Los Hermanos Musulmanes son capaces, contrariamente a los salafistas clásicos, de suspender esas prácticas si el objetivo es llegar a imponer de hecho este califato. Evidentemente, esta suspensión sólo es provisional y proporcional al objetivo. Mientras que un salafista en el sentido clásico del término tendrá tendencia a tener un enfoque literalista, imitador del Profeta y atenerse a la estricta ortopraxis. Con los Hermanos Musulmanes, hay una voluntad de cambiar la sociedad y de llegar a este proyecto que han establecido desde hace cerca de un siglo: imponer una sociedad islámica en todo el mundo.

Usted distingue a los Hermanos Musulmanes de otros islamistas que gravitan alrededor que llama fréristes [término creado y popularizado por Bergeaud-Blackler que podría traducirse como “hermanistas”]…

Hay que diferenciarlos. Los Hermanos Musulmanes juramentados, que han pasado por un riguroso proceso de selección de la cofradía que toma años y que los ha llevado a prestar juramento, a dedicar su vida a la cofradía, no son muy numerosos, tienen puestos estratégicos, pero hay alrededor de ellos gente que ha sido seleccionada pero no ha conseguido el diploma, por decirlo de algún modo. No han pasado el examen final y ellos continúan por la suya como fréristes, es decir que tienen el software frériste, pero no tienen responsabilidades en el seno de la cofradía. Hay también influencers, deportistas, humoristas, raperos que son abordados por la cofradía y que, de cierta manera, van a influir en su nombre, sin necesariamente saberlo, es decir que van a absorber el pensamiento salafista de los Hermanos Musulmanes y difundirlo en el espacio público reforzando lo que llamo el hermano-salafismo. El salafismo llegó con su voluntad de aplicar estrictamente la sharía [ley islámica reguladora de todos los aspectos públicos y privados de la vida], la ortopraxis; llegó justo después de los Hermanos, y para no perder terreno, más que combatirlos, porque eran bastante virulentos e indisciplinados, los han cooptado, los han infiltrado también de cierta manera. Eso ha dado para mí el hermano-salafismo, es decir, salafistas que, si fueran muy coherentes con la doctrina, estarían obligados a hacer la hijra, es decir, partir a los países musulmanes, puesto que ahí no pueden vivir en un país no musulmán. Ahora bien, se quedan y adoptan finalmente el proyecto de los Hermanos.

¿Cuál es la especificidad del modo de actuar de Hermanos Musulmanes, especialmente en Europa y en Francia?

Son salafistas del texto, pero también del contexto, es decir que toman en consideración el contexto y cambian su método en función de él. Es evidente que instaurar una sociedad islámica cuando se está en Siria, en Francia o en Argentina no se hace de la misma manera. Primero, porque los musulmanes son minoritarios. Después, porque hay que movilizarlos alrededor de un proyecto que no es inmediato, que no es fácilmente aceptado, evidentemente, en esta sociedad. Entonces se va a apoyar más en la seducción, en la influencia o convencer que en el combate frontal. Todos tenemos en mente, por ejemplo, el califato de Al-Raqa o en Siria, donde sí se han cortado cabezas. Toman las sociedades directamente imponiendo la sharía. Acá, el problema es más bien una voluntad de conversión en las sociedades seculares liberales. Pero la conversión, no de individuo a individuo, eso sería demasiado largo, sino la conversión de la sociedad misma, cambiando sus leyes, su cultura para hacerla “sharía-compatible”, con las leyes islámicas. De este modo, los Hermanos Musulmanes esperan que la sociedad caiga naturalmente en los brazos del islam una vez que haya incorporado de hecho el ADN, por así decirlo.

Se habla mucho de un proyecto islamista “desde abajo” y de “entrismo”. ¿Qué significan en la práctica estas maneras de actuar en este contexto?

Son dos cosas diferentes. Tenemos la costumbre de designar esta islamización “desde abajo” como un método de los Hermanos Musulmanes, especialmente en Egipto, donde comenzó. Allá, la idea fue de sustituir en los hechos a un Estado deficiente y de proponer una ayuda social, alimentaria, médica a las poblaciones y así islamizar por esta vía. En Europa y en las sociedades ricas, no hacen eso, puesto que existe la seguridad social y el estado del bienestar funciona. Más bien lo hacen por infiltración de las instituciones en los diferentes sectores para influirlas y desestabilizarlas desde el interior. Es un modo de subversión. La subversión es el hecho de utilizar la fuerza de una sociedad, sus ventajas, contra sí misma. Es decir que se va a promover, por ejemplo, el hiyab (no hablo del pequeño pañuelo que se coloca para salir, sino un velo que la mujer debe ponerse permanentemente y que no debe dejar aparecer más que el óvalo del rostro, que es objetivamente un encierro), pero lo va a promover sobre todo como la “libertad de velarse”. Es la libertad de elegir encerrarse, de cierta manera. Y es esta ambigüedad, esta manera de presentar las cosas que es subversiva y que pervierte el sentido de las cosas, es la marca de los Hermanos Musulmanes. De la misma manera, la palabra “islamofobia” va a ser a menudo utilizada ante una crítica al islam, que es frecuentemente una crítica al islamismo. Los Hermanos Musulmanes, los fréristes, quieren convencer a los musulmanes de que esta sociedad no los quiere y que, por eso, la gente teme u odia el islam, porque odia a los musulmanes. Ahora bien, uno puede odiar una ideología, una religión, o no gustarle o darle igual, y sin embargo los fréristes quieren imponer la idea de blasfemia y, por lo tanto, sacralizar esta religión.

Precisamente, ¿cómo juzga la utilización de este controvertido término de islamofobia en el debate público?

Constato que es un instrumento temible inventado y utilizado por los fréristes y que funciona sobre la base de nuestra culpabilidad. Si no sintiéramos ninguna culpabilidad, si fuéramos capaces de simplemente decir “pues no, ese no es el punto, lo que no nos gusta de esta religión es la violencia o es la mentira”, etcétera, poco importa, y recordar que cada uno tiene el derecho de pensar lo que quiera, la acusación de islamofobia dejaría de funcionar. La estratagema puesta en marcha por los Hermanos Musulmanes no funcionaría y los musulmanes no se sentirían más discriminados puesto que quedaría claro que se trataba ahí de un ardid. Sería un avance. El problema es que nosotros no llegamos a resistir. Es muy difícil resistir a la acusación de islamofobia porque conlleva la acusación de racismo, de ser de extrema derecha. No solamente es una cuestión moral, es que si usted es acusado de islamofobia en el campo donde trabajo, por ejemplo, de la investigación, lo relegarán. Pero es verdad también en todos los oficios. Si se dice que usted es racista porque tiene opiniones respecto a tal o cual religión o ideología, puede pagarlo muy caro en su ámbito profesional o familiar.

Usted alerta desde hace mucho tiempo sobre la amenaza frériste. ¿Cuál es su lectura sobre el informe oficial que ha sido publicado?

Primero hay que recordar que este informe encargado por Emmanuel Macron en 2024 y que finalmente llegó al escritorio del nuevo ministro del Interior, Bruno Retailleau, era al principio un trabajo de información, es decir que los dos relatores, François Courtade y Pascal Gouyette, estaban encargados de establecer lo que se sabía sobre este tema. Mi libro El frérisme y sus redes había dado mucho que hablar algunos meses antes, en 2023. Había dado lugar también a amenazas, que me llevaron a ser puesta bajo protección policial. Eso creó cierta conmoción y pienso que pudo jugar en la decisión de mirar un poco de cerca lo que había detrás de esta idea de los Hermanos Musulmanes y del frérisme. El resultado, lo conocemos ahora públicamente, en parte, puesto que el informe ha sido “limpiado”. Se han quitado ciertas cosas, nombres o quizás otra cosa, eso no lo sé. Es un informe que pone en evidencia la existencia primero de los Hermanos Musulmanes, porque no hay que olvidar que, hasta ahora, era prácticamente negada de plano. La existencia con cifras, que el informe reconoce como un mínimo, puesto que es una estructura secreta. Habría entre 400 y 1.000 Hermanos Musulmanes juramentados, pero que no representan la influencia desproporcionada que la cofradía puede tener sobre la población musulmana y sobre la sociedad entera. Lo que también pone en evidencia es que con los Hermanos Musulmanes, la influencia, la da’wa, la predicación, la invitación al islam no se hace sólo a nivel de las mezquitas, sino mucho más ampliamente en las diferentes asociaciones deportivas, de ocio, las estructuras de inserción profesional, las asociaciones caritativas, los servicios a los particulares, los sitios de citas… Son una serie de lugares en los cuales no se espera que haya una influencia ideológica o religiosa.

¿Le parece que las recomendaciones del informe están a la altura de la amenaza?

Algunas son muy interesantes, como informar al público en general. Eso era la primera de las cosas que faltaba. Hay que tener en cuenta que ninguna de las cadenas públicas de televisión o de radio pronuncia el término de islamismo o de Hermanos Musulmanes cuando se trata de Europa. Se habla mucho cuando se trata de países musulmanes o en otra parte que no sea en Europa y en Francia. Pero para ellos, eso no ha pasado aún. En el lenguaje corriente, se habla del comunismo, del nazismo, pero el frérisme es algo que es bastante nuevo y que rompió un poco los esquemas cuando salió mi libro. Entonces, lo primero es nombrar el problema, caracterizarlo mínimamente y considerar que la información forma parte de hecho de la defensa organizada contra esta ideología. Y eso es muy importante, eso quiere decir cesemos de enterrar la cabeza en la arena porque las cosas podrían agravarse si no queremos ver lo que pasa por la simple y buena razón que este frérisme actúa precisamente en todas partes donde los ciudadanos están, no sólo en las mezquitas. También recomiendan trabajar con esta información elaborando de manera periódica un informe para saber dónde estamos con respecto al avance de los Hermanos Musulmanes y del frérisme, lo que está muy bien. Después hay ciertas recomendaciones que no tienen estrictamente nada que ver. Por ejemplo, organizar cursos de árabe para una población que, a menudo, llegó y que no era para nada arabófona, que era berberófona o de la segunda generación, que no lo hablaba, no se había transmitido la lengua a la segunda generación. Entonces, ¿por qué habría que enseñarles el árabe? No se comprende muy bien por qué. Además, ¿quién se ocuparía de esta enseñanza, sabiendo que sabemos que el árabe es un vector de islamización? Después está la idea también de la creación de un Estado palestino, que no tiene nada que ver, pero quizás mucho que ver con la situación mediática en este momento, la situación del mundo, pero no tiene nada que ver con el contenido del informe… Se ve que ha servido también este informe de vehículo para imponer en el debate público ciertas ideas, quizás de algunos de los autores del informe.

¿Cómo el frérisme ha logrado seducir a la izquierda radical, sabiendo que este movimiento es muy hostil a la autonomía de las mujeres, a los homosexuales, los ateos, es decir, todos estos temas que, se supone, son importantes para la izquierda?

Pues justamente, es la ocasión de preguntarse si efectivamente estos temas eran importantes para la izquierda después de todo. Han pasado de reivindicaciones socioeconómicas a reivindicaciones societales y, ahora, a un apoyo de reivindicaciones religiosas. ¿Cómo explicar esta deriva de la izquierda? Quizás porque está perdiendo fuelle y le hacen falta aliados. Le hace falta un proletariado de apoyo a sus ideas. Y este proletariado ya no lo encontraba en la población autóctona francesa, por lo que fue a buscarlo en la población inmigrante. Eso ha sido bastante bien teorizado, e incluso es muy explícito en el lenguaje, en el discurso de la izquierda: ¿cómo renovar nuestra base? Pues renovémosla interesándonos en las mujeres, en las minorías en general, en las minorías extranjeras, en las minorías LGBT… Es un cálculo que ha sido un poco cínico, pero se vieron forzados. Habían perdido una buena parte de la clase obrera que se había ido más bien hacia los partidos llamados populistas como Agrupación Nacional [ex Frente Nacional]. Entonces, están en búsqueda de otras bases y son capaces de sacrificar sus valores y sus principios con este fin electoral.

Hablemos de la infiltración. ¿Qué pasa respecto a las universidades y el papel de Qatar especialmente?

Las universidades han sido históricamente la primera ciudadela a tomar, como han afirmado los propios Hermanos Musulmanes, para influir por supuesto a los influenciadores. Sabemos que las universidades o las grandes escuelas forman a las élites, entonces había que, muy rápidamente, influirlas. Además, impedir que trabajos críticos sobre el islamismo fueran elaborados. Dos pájaros de un tiro. Sobre el impedimento de los trabajos críticos sobre el islamismo, se puede decir que ha sido perfectamente logrado, puesto que a partir de los años ’80-’90, no los hay más. Vemos algunos, diría dinosaurios, como los trabajos de Gilles Kepel, y aparte de él y sus alumnos y algunos de su entorno, no hay nadie. Yo llego también como parte de los dinosaurios, puesto que comencé en los años ’90 y también adopto un enfoque crítico de antropóloga. Pero como soy una antropóloga en un campo dominado por medios profréristes que están más bien del lado de las ciencias políticas y la sociología, no se me toma en serio. He hecho muchos trabajos sobre el mercado halal y las normatividades islámicas, la manera en que justamente se presta cada vez más al islamismo. Pero como estaba en una disciplina un poco marginal en este campo, había sido marginada, y no señalada directamente. Me convertí en un blanco directamente sobre todo después de la salida de mi libro sobre el frérisme. En cuanto a la influencia de Qatar, eso depende de los financiamientos, de los proyectos. En Francia, el financiamiento de Qatar es a mi parecer indirecto, puesto que en los laboratorios de investigación, sea en el CNRS o en otra parte, son sobre todo fondos públicos o europeos, también algunos fondos privados, por ejemplo de Open Society. Sabemos que de ahí ha venido dinero, pero de Qatar directamente, yo nunca lo he constatado. Sin embargo, en los países anglosajones en particular, ahí han comprado de hecho los laboratorios de investigación sobre la islamología y sobre el mundo árabe. Ahí sí tienen un dominio absoluto. Y evidentemente, rechazan cualquier aproximación crítica sobre Qatar, Kuwait o el islamismo.

¿Qué pasa con la infiltración de los Hermanos Musulmanes en las instituciones europeas?

Se hace esencialmente vía organizaciones del campo social, es decir, la lucha contra el racismo, por el medio ambiente, en fin, problemáticas woke a menudo al servicio en realidad de objetivos de sociedad totalizantes donde se quiere armonizar todo de una manera casi ingenua, y es por ahí que los Hermanos Musulmanes entran y difunden sus ideas. Obtienen mucha financiación, de pequeños proyectos como Erasmus, a veces de proyectos más grandes, como El Corán Europeo, que para mí —y he sido muy criticada por decirlo—, está infiltrado por elementos que están muy próximos a la esfera frériste, aunque eso no quiere decir que todo el mundo lo esté. Bruselas es un lugar de lobistas. Son decenas de miles de lobistas activos cada día. Para los Hermanos Musulmanes, es un lugar formidable para influir las políticas europeas.

¿Puede decirnos más del proyecto del Corán Europeo?

Voy a tener mucho cuidado con lo que digo, porque eso me valió realmente una especie de persecución, me hicieron decir lo que no había dicho. Es un proyecto que, si he comprendido bien, busca demostrar que el Corán que llegó por los musulmanes a Europa en el siglo XIV, en la Edad Media, ha dejado huellas que son más que huellas, ya que han influido el pensamiento europeo. Después de todo, por qué no. Todos los temas en la investigación son interesantes y hay siempre pistas a excavar y esta es una como cualquier otra. No tengo absolutamente ningún problema con eso. El problema es que en este proyecto se declara enseguida que se va a demostrar que es verdad que el Corán ha tenido una influencia y se va a hacer la promoción a través de exposiciones, puesto que, evidentemente, no van a hacer una exposición donde se dice que el Corán no ha tenido ninguna influencia, eso no tendría sentido. El proyecto mismo tiene ya una ambición de exposición, de pedagogía alrededor de la influencia del Corán sobre el pensamiento europeo. Ahora bien, encuentro que es un poco prematuro. No tenemos aún los resultados y ya habría que hablar de un Corán europeo. ¡La suma invertida es de 10 millones de euros, es colosal! Sobre todo habida cuenta de las migajas que son dejadas desgraciadamente a los investigadores europeos que trabajan sobre temas que, a mi parecer, deberían ser prioritarios, especialmente sobre el islamismo, evidentemente. Ahora bien, todos estos temas son generalmente rechazados por un pequeño lobby muy reactivo en Bruselas para elegir los proyectos que serían interesantes para el desarrollo de la interseccionalidad, del frérisme, del wokismo… Pero aquellos que no están en estas posiciones ahí, desgraciadamente, deben conformarse con migajas.

¿El wokismo es el caballo de Troya de los Hermanos Musulmanes?

Sí, porque simplemente está basado en una ideología de la deconstrucción. Se trata de deconstruir todo. No se ocupan de reconstruir o de formar, de formular una identidad fuerte para Europa. Se deconstruye y se deconstruye hasta que no haya más nada. Y eso lleva hacia un nihilismo. Ahí, evidentemente, eso da la oportunidad a un sistema de acciones muy bien estructurado, como el islamismo y el frérisme en particular, para hacer sus proposiciones y avanzar en el espacio social. Entonces todo lo que es deconstruir es siempre interesante para los destructores, para aquellos que quieren acabar con la democracia y querrían instaurar una teocracia, puesto que los Hermanos Musulmanes son teócratas.

¿Piensa usted que la élite francesa y europea ha tomado finalmente conciencia de la amenaza de los Hermanos Musulmanes?

Yo pienso que las élites tienen miedo, pero tomar conciencia no es lo mismo que tener miedo. Se puede tener miedo de algo y saber que eso existe. Y después tratar simplemente de olvidar la cosa. En cambio, tomar conciencia quiere decir que se comienza a ver lo que es, para qué va a servir. Y en ese momento, eso nos obliga a reflexionar sobre la compatibilidad de tal sistema respecto a lo que somos, a nuestro modelo social. La toma de conciencia entraña una verdadera reflexión profunda. El miedo desaparece porque no tenemos más tiempo de tener miedo, hay que actuar. Por el momento, estamos en el miedo, desgraciadamente.

Antes de la publicación de este informe, usted había sido acusada de complotista, de exagerar, y al mismo tiempo, vive bajo protección policial. ¿Qué representa para usted lo que está pasando desde su punto de vista personal?

Para mí eso no cambia nada desgraciadamente, porque las amenazas se han redoblado. Soy ahora acusada de haber influido el informe, lo que es cuando menos el colmo, puesto que, efectivamente, es cierto que los relatores han leído mi libro. Pero eso forma parte de las informaciones y de los múltiples investigadores que han interrogado. Pero se me lo atribuye en parte, así que las amenazas continúan. Ahora, para aquellos que no son de mala fe y que querían realmente buscar la verdad y que no la habían encontrado hasta acá, ven que, en efecto, yo tenía razón, que lo que me era reprochado era injusto. Y eso para mí es bastante positivo.

Algo que no suele saberse, sobre todo en momentos en que la realidad en Medio Oriente es tan convulsa, es que Hamás es una rama de los Hermanos Musulmanes.

Sí. Hay que recordar siempre eso. Ha mamado de la misma teta que los Hermanos Musulmanes europeos, los Hermanos Musulmanes franceses en particular. Tienen el mismo mentor, Yusuf al-Qaradawi, que ha enseñado a ambos; hay una misma fuente. Después, como lo he dicho al principio, no tienen los mismos métodos porque no están en el mismo contexto. Pero hay una solidaridad de todas maneras de estos grupos que tienen esta misma perspectiva, esta misma voluntad, este mismo deseo de califato, de instaurar una sociedad islámica. Sobre el método de Hamás, evidentemente, es el método terrorista. Los Hermanos Musulmanes europeos son discretos porque ellos no lo utilizan. Sería completamente contraproducente acá, no son lo bastante numerosos. No pueden vanagloriarse abiertamente de lo que hace Hamás. Pero pienso que no son hostiles a estos métodos desde el momento en que están adaptados al contexto. Y su antisemitismo es cuando menos algo que está bastante bien documentado. Hay muchos predicadores antisemitas como Hassan Iquioussen [clérigo marroquí expulsado de Francia en 2022], por no citar más que a él entre los Hermanos. Pero evidentemente, a este antisemitismo le han puesto sordina para evitar ser arrestados. La ley es clara sobre este tema. Entonces los Hermanos Musulmanes actúan siempre dentro de la ley y evitan transgredirla porque eso les plantearía montones de problemas y tienen ganas de continuar como lo hacen. Porque finalmente con este método han avanzado mucho.

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